Este artículo fue publicado en Revista Palca nº38. Ver la revista completa
Muchas gracias a la Sra. Tibisay Pérez Rocha por compartir las fotos que ilustraron nuestra portada y este comentario, y a la Sra. Acerina García García por el trabajo que hizo para encontrar la adecuada para componer este Con alguna frecuencia escuchamos: «si viene de fuera, mejor» y en muchos casos nos equivocamos, se puede relacionar con el canario negro. Nuestra miel no es ni peor ni mejor que otras y por supuesto tampoco las foráneas que se traen a nuestras islas. Debido a una mayor productividad, se importan subespecies o razas de abejas melíferas portadoras de plagas y enfermedades, lo que afecta a la apicultura canaria; Además, nos degradaron en muchas zonas de las islas por la continua hibridación. Porque cuando la reina canario negro sale a inseminar (una vez en su vida), no elige un zángano (macho) de su propio ecosistema, sino de los disponibles en un momento dado, que pueden ser más de diez. Se puede decir que las abejas importadas han sido seleccionadas en sus lugares de origen, pero aquí podemos hacer lo mismo con las nuestras. Si hay criadores en Europa y América que vienen al archipiélago en busca de nuestra genética, ¿por qué no te pones manos a la obra para recuperarlas, no para destruirlas? Dediquémonos a la crianza y selección de nuestras abejas y seamos los exportadores de esta riqueza; No podemos estar de acuerdo en que tengamos que importarlas del extranjero para conseguir abejas canarias puras. No hagamos lo mismo con Bombus canariensis, o el abejorro común como lo conocemos. Cuando hablamos de cría y selección apícola, no se trata de sacar abejas de las colmenas enjambradas, ni de criar reinas o de crías de ninguna de ellas, tenemos que ser muy claros al respecto. Siempre debemos criar lo mejor, como hacemos en otros subsectores de la cría.
Toda mejora implica proceso y trabajo; Aunque la apicultura no lo parezca, es bastante complicada y requiere de mucho conocimiento para hacerlo bien, siguiendo el proceso paso a paso para lograr tus objetivos. Por supuesto, es necesario estudiar el nivel de hibridación que existe en cada isla, pero nuestras autoridades también deben limitar la afluencia de abejas exóticas, por las consecuencias que esto conlleva. Debemos aprender a criar, elegir y luego implementarlo. Si invertimos en reconstruir nuestra abeja, pero se vuelve a hibridar con una abeja alienígena, perdemos mucho más de lo que ganamos, y solo estamos hablando de trabajo y dinero. Por supuesto, es necesario estudiar la cantidad de hibridación que existe en cada isla, pero también nuestras autoridades deben restringir la entrada de abejas extranjeras, por las consecuencias que esto conlleva. Debemos aprender a criar, elegir y luego implementarlo. Si invertimos en la reconstrucción de nuestra abeja, pero se vuelve a hibridar con una extraña, perdemos mucho más de lo que ganamos, y solo estamos hablando de trabajo y dinero. Desde el DEDO, comenzamos a mover la rueda para recuperar nuestra abeja, la normal. ¿Se merece menos que la portada de nuestra revista? ¡Recuperemos el Canario Negro!
Debate sobre su origen
Así pues, hace tiempo que existe un debate sobre el origen de la abeja negra canaria, liderado por quienes dicen que procedía de la costa. de África y los primeros pobladores de Canarias y entre los que defienden que es descendiente de las colmenas que los conquistadores trajeron a las islas en el siglo XV.
Este debate lo ha zanjado un estudio realizado por las universidades del País Vasco, Washington y Versalles, el Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia y el Museo de Historia Natural de París a través de un estudio genético de 499 abejas colonias de La. Palma, la isla donde se crían las abejas canarias más pequeñas sometidas a la hibridación, es decir, a la «pureza».